Cada vez más sofisticados, los fraudes bancarios en LATAM usan IA para suplantar voces, crear identidades falsas y escalar ataques. ¿Qué está cambiando y cómo pueden protegerse bancos y usuarios?

En los últimos dos años América Latina ha experimentado un salto en la sofisticación y la frecuencia del fraude financiero. Informes regionales muestran que los casos de fraude digital aumentaron alrededor de un 32% en el primer semestre de 2024 respecto al mismo periodo de 2023, y que el uso de malware creció un 113%, con una concentración elevada de ataques desde dispositivos móviles. Estos números ilustran una realidad preocupante: la tecnología que debería facilitar la inclusión financiera también está siendo aprovechada por delincuentes.
¿Qué papel tiene la IA en este cambio? Antes, ejecutar un fraude masivo requería experiencia técnica y mucho tiempo. Hoy, herramientas de inteligencia artificial (modelos de lenguaje, generadores de voz y deepfakes) permiten:
Suplantar identidades y voces para engañar a empleados de bancos y sistemas automatizados.
Generar correos y mensajes de phishing hiperpersonalizados que pasan filtros tradicionales y convencen a usuarios desprevenidos.
Crear identidades sintéticas (documentos y perfiles) a escala para abrir cuentas, solicitar créditos y blanquear fondos.
Además, la expansión de modelos “fraud-as-a-service” y la globalización de redes de estafa facilitan operaciones transnacionales que afectan a países con controles menos robustos. Informes internacionales señalan que grupos organizados están aprovechando AI y criptomonedas para mover y ocultar fondos con mayor eficiencia.
¿Qué pueden hacer los bancos y fintech?
1. Adoptar IA defensiva: modelos que analicen comportamiento (biométrico y de interacción), señales de dispositivo y patrones de navegación para detectar anomalías en tiempo real.
2. Mejorar KYC y controles de liveness con verificaciones híbridas (IA + revisión humana) para mitigar deepfakes.
3. Colaboración y compartición de inteligencia entre instituciones y autoridades para identificar campañas y redes de “mulas”.
4. Educación al usuario: campañas concretas sobre señales de phishing y seguridad móvil, ya que la mayoría de los ataques provienen de smartphones.

La IA es una herramienta ambivalente: potencia tanto ataques como defensas. En América Latina la delgada línea entre inclusión y riesgo exige respuestas coordinadas —tecnológicas, regulatorias y educativas— para contener la ola de fraudes y proteger a usuarios y a las instituciones que los atienden. Actuar hoy reduce el coste de mañana.
